LECCIONES DE DISCIPULADO
Lección de Estudio7:
El trabajo del Espíritu Santo
Al continuar nuestra jornada, llegamos a un tema que está al frente de muchos debates. ¿Cuál es el trabajo del Espíritu Santo en nuestras vidas? ¿Es Dios? Muchos se refieren a El como la tercera persona de la Trinidad. Esto parece mostrar que hay rangos diferentes en la Trinidad -El Padre sería el primero, el Hijo sería el segundo, y el Espíritu Santo sería el número tres. Sin embargo, el Espíritu Santo, es tanto Dios como lo es el Padre o el Hijo. Tiene un ministerio bien definido entre los creyentes hoy en día. Es una persona de la Trinidad. A El no se le refiere como “algo” El es Dios. Veamos lo que él hace en los que han confiado en Cristo como su Salvador.
En la Biblia, encontramos que el Espíritu estaba involucrado en la creación. Pedro lo llama Dios (Hechos 5:3,4). Se menciona que es eterno (Hebreos 9:14). Tiene todas las características atribuidas a la Deidad. Es Omnisciente (I Corintios 2:10-11), Omnipresente, y Omnipotente (Lucas 1:35). Tiene personalidad, pues habla (Hechos 28:25), enseña (Juan 14:26), consuela (Hechos 9:31), se contrista (Efesios 4:30), y es resistido (Hechos 7:51). Estas cosas solo pueden ser hechas por un ser personal.
El Espíritu Santo inspiró a los hombres que fueron usados para darnos nuestra Biblia (II Pedro 1:21). A través de la historia, el Espíritu Santo ha obrado para convencer a hombres, estar sobre ellos, darles fuerza y llevar a cabo la voluntad de Dios para su pueblo. Aunque la Biblia habla mucho del Espíritu Santo, o de el Espíritu del Señor, muchos cristianos no entienden lo que el Espíritu Santo quiere hacer en sus vidas. ¡El Espíritu Santo no solo obró en el Antiguo y Nuevo Testamento y luego desapareció! El vive en el corazón del creyente y este no es capaz de desalojarlo. Aun si usted lo ignora, El espera pacientemente para tener comunión con usted.
El Espíritu Santo es una parte vital de la iglesia Neotestamentaria. Vemos un cuadro perfecto en Génesis 24, donde Abraham (el padre) mando a su siervo a traer una esposa para Isaac su hijo. Eso es exactamente lo que el Espíritu hace en nuestras iglesias hoy en día. El ha sido mandado por el Padre a juntar a la Esposa para su Hijo. En la iglesia primitiva, El llamaba a los misioneros y los dirigía. (Hechos 8:29; 13:2-4).
Primero vemos que el Espíritu Santo nos regenera (Juan 3:3,5). Esto quiere decir que nos hace nuevas personas. Esto es lo que el Espíritu Santo hizo por nosotros en la salvación. Las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (II Corintios 5:17). No solo nos regeneró, sino que también habita en nosotros (Romanos 8:11). Esto significa que somos su hogar. No es su hogar temporal; El está aquí para todo el viaje. También está aquí para convencernos cuando pecamos (Juan 16:8-9). Es su voz la que escuchamos cuando pecamos contra un Dios Santo. El nos mueve a buscar el ser limpiados, y confesar nuestro pecado. También nos unge (I Juan 2:20,27). Para aprender lo que quiere decir esto, es importante ver en las páginas de la Biblia como lo hacían en el pasado. El ungir, frecuentemente tenía que ver con una designación divina en una posición. También significaba honor especial y bendiciones de Dios. Con esto en mente, vemos que hemos sido asignados a un lugar divino; somos herederos de Dios. Tenemos honor y privilegios; somos llamados hijos de Dios. Finalmente, conocemos sus bendiciones; tenemos un hogar con Dios por la eternidad. El Espíritu de Dios nos ha ungido.
El Espíritu Santo también guía al creyente en su peregrinar. Es nuestro guía en tierra lejana. El nos empodera para poder hacer el trabajo que Dios tiene para nosotros. También nos ayuda a orar (Romanos 8:26).
Cuando somos incapaces de rogar correctamente a Dios, El nos ayuda. Él nos consuela (Juan14:16-26). Es nuestro consolador y el que camina junto a nosotros. Él está allí cuando estamos desanimados o deprimidos. Él también nos da gozo. Si no fuera porque el Espíritu de Dios está obrando en nuestras vidas, nunca conoceríamos el gozo verdadero. (Romanos 14:17).
El Espíritu Santo también produce fruto en nuestras vidas (Gálatas 5:22-23). Aquí vemos una lista de nueve atributos que son distintamente relacionados con el Espíritu. Es más, estos frutos le pertenecen a Él. Sin Espíritu Santo, no hay fruto del Espíritu. Finalmente, vemos que El imparte estos dones espirituales (I Corintios 12:3-11).
Una vida controlada por el Espíritu tendrá ciertas cualidades y rasgos de carácter. Hágase las siguientes preguntas y contéstelas honestamente:
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¿Es mi vida caracterizada por un espíritu amoroso?
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¿Dice la gente que tengo un espíritu gozoso?
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¿Puedo decir que experimento paz verdadera en mi vida?
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¿Soy capaz de esperar pacientemente el liderazgo de Dios?
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¿Tengo mal temperamento o soy dócil?
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¿ Los que están a mí alrededor piensan que soy buena gente?
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¿Es mi vida caracterizada por fe o por vista?
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¿Entiendo que quiere decir: ser manso?
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¿Tengo dominio propio sobre todos mis deseos?
Estas preguntas salen de Gálatas 5. Tienen relación directa con el fruto del Espíritu. Sin estas características en su vida, no caminará en el Espíritu, sino en la carne
Muchas veces escuchará a alguien decir: “tienes que ser lleno del Espíritu.” ¿Exactamente qué quiere decir eso? ¿Quiere decir que hablar en lenguas? ¿Quiere decir que podrás sanar todas las enfermedades y dolores de este mundo? ¿Quiere decir que tendremos más del Espíritu en nosotros? ¿Qué quiere decir el ser llenos del Espíritu Santo?
El ser llenos del Espíritu Santo es algo muy natural en nuestro caminar cristiano. Es algo que debemos desear. Es algo que se repite frecuentemente. No es que tengamos más del Espíritu Santo, pues ya lo recibimos todo al ser salvos.
Por el contrario, quiere decir que ¡Es el Espíritu Santo quien tendrá más de nosotros!, Que le demos otra área de nuestra vida. Que lleguemos al punto en el cual El controla todas las áreas; así nuestra vida estará llena de su Presencia. Eso es lo que significa el ser llenos del Espíritu Santo. La fuerza controladora de nuestras vidas pasa a ser del Espíritu Santo, y ya no de nosotros.
Efesios 5:17-19 compara la vida llena del Espíritu con una persona ebria. Un ebrio no sabe lo que hace. Es totalmente controlado e influenciado por el alcohol. Así como ese hombre es controlado totalmente por la bebida, también nosotros debemos ser controlados totalmente por el Espíritu Santo.
Una vida llena del Espíritu no es algo que pasa de la noche a la mañana. Es un proceso de crecimiento. Conforme nuestras mentes se van trasformando a su manera de pensar, y como nuestro corazón se va apegando a Sus deseos, nos acercamos más a una vida llena del Espíritu. Entre más sature su mente con las cosas, la gente, y la Palabra de Dios, más se acercará a una relación con el Espíritu Santo. Él está allí. Usted puede hablarle. Es nuestra ayuda en este mundo; no se debe ignorar, sino que debemos apoyarnos en El. Él es quien el Padre envío cuando Cristo dejó este mundo. Confíe en El, sígalo, y ámelo. Él está obrando en usted para acercarlo más a la imagen de nuestro querido Salvador.