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LECCIONES DE DISCIPULADO

Lección de Estudio 17: Mi tiempo a solas

 

Al ir aprendiendo más de lo que Dios quiere que hagamos, más claro se nos hace el hecho de que no podemos hacerlo solos. Necesitamos tener la ayuda del Todopoderoso para esta tarea. La fuerza debe venir de él, pero ¿cómo hemos de obtenerla?  Dios es Todopoderoso; su fuerza es inagotable. Pero ¿cómo podemos usarla en nuestro caminar diario con él? La respuesta depende de cuánto tiempo pasamos con él. El acercamiento a él produce una semejanza a él; nosotros somos a la imagen de aquellos a los que nos acercamos. Si este es el caso, entonces es imperativo que estemos cerca del Señor Jesucristo. Es urgente que pasemos tiempo con él todos los días.

 

Es maravilloso estudiar la vida de Cristo. En él, estaba morando toda la plenitud de la Trinidad en su cuerpo humano. En El, Dios vino a morar con el hombre. Él era Dios encarnado 100% Dios, y anduvo entre nosotros. ¡Qué maravilla! Pues es aún más maravilloso el estudiar su caminar personal con su Padre.

 

Aunque Cristo era Dios, y tenía todos los recursos del cielo a su disposición, tenía toda la potestad dada a él, aun así, no menospreciaba el pasar tiempo en oración con su Padre. Lea la historia en Marcos 1:21-34. Aquí, encontrará un día típico en la vida de nuestro Salvador. El acababa de sacar demonios en la sinagoga, había sanado a la suegra de Pedro, y después, al caer el sol, su obra seguía. Sanaba a los enfermos y sacaba demonios. Aunque todo eso sea maravilloso y milagroso, el versículo 35 nos muestra la fuente del poder. Después de un día largo y cansado, con todas las presiones de la gente, aun, ya tarde en la noche, se fue a orar y a pasar tiempo con su Padre.

 

Si Cristo necesitaba tiempo a solas, siendo El Dios, ¿cuánto más nosotros sus hijos, necesitamos de tiempo a solas con Dios? No hay excusa. Un tiempo a solas cada día es de suprema importancia, y necesario para mantener un caminar cercano con Cristo.

 

Aunque nos convenzamos de la tremenda necesidad de un tiempo a solas con Dios, no resuelve la pregunta de ¿Cómo debemos de llevar esto acabo?  o ¿Cómo llevarlo con constancia y regularidad? Dios anhela tener comunión con nosotros. No solamente nos permite acercarnos a Él por medio de la sangre de su Hijo, El anhela que lo hagamos (Juan 4:23). En tiempos de angustia, tenemos la confianza de que Dios está esperando, y quiere hablar con nosotros.

 

Exactamente, ¿Qué se necesita para tener un tiempo a solas con Cristo? La Palabra de Dios y la oración son guías vitales para el cristiano que anhela crecer en gracia. Cada uno de estos elementos merece su propio espacio. Empezaremos con la Biblia. ¿Cómo debemos de usarla en el tiempo que pasamos a solas con el Señor?

 

La Biblia

La manera más obvia para empezar es apartar un tiempo. Planeamos todo lo demás en nuestras vidas. Planeamos nuestras comidas, nuestros días de trabajo, nuestros cambios de ropa. Seguramente podríamos planear para el evento más importante de nuestro día – pasar tiempo con Dios. Nadie puede decir cuál es el mejor tiempo para hacer esto, pero el ejemplo del Señor, y de otros grandes cristianos es, en la mañana. Antes de que lea más,  usted  debería decidir cuándo será el tiempo de su devocional con  Dios.

 

No solamente debe haber un tiempo a solas, debe de haber un lugar tranquilo y silencioso. Para algunos, esto puede ser un problema. Sin embargo, si usted va a pasar tiempo con el Señor, necesitará hacerlo sin distracciones. Ahora que ya decidió el tiempo, decida dónde llevará a cabo su devocional.

 

El tercer requerimiento es algo lógico. Ya ha escogido un tiempo y un lugar, pero ninguno de estos le ayudará si su corazón no está bien con Dios. Debemos de venir ante El con una actitud de corazón correcta. La Biblia constantemente nos dice “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios…” (Salmos 46:10). La actitud necesaria para meditar en la Palabra de Dios no puede ser una actitud agitada e inquieta. Es una, que anhela inquirir. Es una actitud que dice, “necesito escuchar la voz de Dios hoy.”

El cuarto aspecto de pasar tiempo en la Palabra de Dios demanda expectativa. Si no se espera nada, eso es exactamente lo que se obtendrá, ¡Nada! Aunque la concentración es necesaria, debemos entender que no hay que estar apurados. Si nuestra mente está preocupada con la agenda del día, el tiempo que pasemos con Dios no será el ideal. Haga tiempo para estar quieto y escucharle. Concéntrese en lo que él dice a través de su Palabra. Confíe en que él estará ahí. Finalmente, no tenga prisa. Tome tiempo para escuchar su voz al leer las páginas de este bendito libro, la Biblia.

 

Este tiempo con el Señor es devocional. No es estudiar lecciones con otros. El motivo de este tiempo es que Dios refresque y fortalezca su alma. No puede ayudar a alguien más si no tiene nada que darle. Cuando lea y medite en la Palabra de Dios, permita que le nutra y le fortalezca. ¿Dónde empiezo? ¿En qué parte de la Biblia comienzo? No hay una respuesta específica a esas preguntas. Algunos empiezan leyendo un libro como el de Juan. I de Timoteo, o I de Pedro. En cualquier parte que empiece, haga su estudio práctico. Su meta no es información, sino más bien inspiración. Permita que lo que lea le cambie.

 

Oración

Algunos tienen la idea errónea de que deben de aprender a orar antes de hacerlo. Alguien dijo una vez, “Aunque un hombre llegue a obtener todo el conocimiento sobre la oración, y aunque entienda todos los misterios de la oración, al menos que ore, nunca aprenderá a orar. (Chadwick, The Path of Prayer) Si queremos tener una vida de oración efectiva, nos va a costar algo. Las tareas diarias, no dejan tiempo a la oración. Hay tantas cosas que roban nuestro tiempo, pero debemos hacerlas a un lado, para orar. Muchos han concluido que las horas de la mañana son las mejores para pasar tiempo en oración. Esto quiere decir, que se tendrá que sacrificar algo de su dormir. La disciplina es requerida, para acostumbrar el cuerpo a levantarse más temprano, pero se debe hacer tiempo.

 

El método de oración se puede ver en un simple acróstico. Las letras A-C-A-S se pueden usar para mostrar cómo debemos de venir ante el Señor en oración. A representa adoración.

 

Debe de haber un tiempo en nuestra oración en el cual solo adoramos al Señor por quien él es. C es para confesión. Debe también haber un tiempo en el cual reconocemos el pecado en nuestra vida, tal y como lo ve Dios. Debemos de nombrar los pecados y pedir a Dios que nos limpie y también debemos apartarnos del pecado.

A es para agradecimiento. Un cristiano debe de ser agradecido: por el calvario, por la salvación, y por la vida, etc. La S es para súplica. Debe haber una parte en nuestra oración dedicada a la intercesión por otros. Debe de haber un tiempo en el cual oramos por nuestro pastor, por su protección, y para que el poder de Dios esté sobre su vida y mensaje. Debe de haber un tiempo de oración por la familia – por los salvos y los que no lo son.

La oración requiere trabajo. Una mirada de Jesús en el Jardín de Getsemaní, con sudor como sangre, nos muestra la intensa carga que él llevaba ante el Padre en oración. El no oraba solo por sí mismo, nosotros tampoco debemos de hacerlo; El oraba que el Padre fuera glorificado. Nadie puede decir cuánto tiempo se necesita con el Señor, algunos han dicho que no menos de 20 minutos en la mañana. Otros dicen que eso es solamente para el estudio bíblico. Cristianos más maduros desean pasar más y más tiempo con el Señor. Lo que usted necesita decidir es cuándo empezará a tener con Dios, el tiempo con Dios nunca es un tiempo perdido.

Este tiempo con Dios, vale más que el que pudiera perderse de dormir, o los planes que haya tenido que cambiar. Las personas que han hecho grandes cosas para Dios han pasado tiempo con Dios. Él es nuestro Padre Celestial, y así como nuestros padres desean nuestro compañerismo, él también. Encuéntrese con él temprano, y lleve lo que aprenda de él en su día y en toda su jornada cristiana.

Al terminar esta lección, puede ser que se pregunte si esto realmente es para usted. Escudriñe su corazón. ¿Hay un deseo ardiente de hacer algo por él? Si no lo hay, debería de haberlo. Si lo hay, ¿qué mejor manera para hacer arder más su deseo que pasar tiempo con quien le da la vida? Una vida devocional es vital para los cristianos. Que Dios le dé la fuerza para que haga de esto parte de su diario vivir.

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