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LECCIONES DE DISCIPULADO

Lección de estudio # 15 La vida de un

Discípulo

 

Aunque parezca extraño, no todo cristiano es un discípulo (Juan 6:66). Un discípulo es alguien que se ha entregado a seguir a alguien más, sin importar a donde le lleve la jornada o cual sea el precio. Juan el bautista tenía discípulos. Mahoma tenía discípulos. El termino Discípulo no es algo Nuevo. Sin embargo, hoy en día hay muchos cristianos que viven su vida sin ninguna entrega. Se rehúsan a ser un discípulo entregado. Están contentos con solo ser salvos.

 

Dios tiene tanto para sus hijos. Aquellos que le siguen descubren que solo él puede satisfacer los deseos de su corazón. El discípulo verdadero vive su vida siguiendo a Cristo, sin reproches ni remordimientos. Lo que debemos preguntarnos es: ¿Soy yo un discípulo de Cristo? ¿Cómo puedo saber si verdaderamente soy o no soy un discípulo de Cristo?  Alguien que es un discípulo de Cristo lo sigue de cerca y no de lejos. Como resultado de este seguimiento, hay ciertas cosas que son evidentes en la vida del discípulo. No se puede caminar cerca al Señor sin ser afectado por él. En seguida damos una lista de lo que un verdadero discípulo debe esforzarse a cumplir:

 

  1. Evangelizar a los perdidos (Hechos 1:8; Marcos16:15).

  2. Edificar a los creyentes (Mateo 28:18-20).

  3. Animar a los discípulos a ser como el Señor (Romanos 8:29; Gálatas 4:19).

  4. Exaltar a Cristo, no a sí mismo (Romanos 11:36; I Corintios 10:31).

 

Discípulo no es algo que usted hace, sino en lo que usted se convierte. No es una actividad sino una actitud. Ser discípulo  involucra una decisión voluntaria del creyente a tomar su cruz, negarse a mismo, y seguir a Cristo a pesar de cualquier burla o precio que se deba pagar.

 

 

Se requiere pagar un precio para vivir la vida de un verdadero discípulo. La gente no entenderá, lo miraran como un fanático. Aunque el precio parezca algunas veces alto, hay un precio aún más alto por no vivir la vida como un discípulo. Cuando estemos ante Dios y nos demos cuenta de que nuestra vida ha sido piedra de tropiezo que ha alejado a otros de él, desearemos haber vivido una vida entregada, como un verdadero discípulo.

 

Mientras aprende los caminos del Señor, usted será responsable de lo que ya sabe (Lucas 12:48). El conocimiento que obtiene a través del estudio de la palabra de Dios no es solo conocimiento. Los principios que se encuentran en la Biblia son para ponerlos en práctica y para vivirlos. Lo emocionante de la vida cristiana es ver a un nuevo cristiano entregarse a ser discípulo y entender las verdades fundamentales de la biblia (I Tesalonicenses. 3:2). Tal discípulo se afirma en la fe y guía a otro cristiano por las cosas que él ha aprendido. Esto es lo que Pablo mando hacer a Timoteo (II Timoteo 2:2).

 

El discipulado en si es el crecimiento en la vida cristiana. Empieza con la salvación y añade otras cosas a nuestra fe (II Pedro 1:4-8). Empezamos con fe, y le añadimos virtud. A la virtud le añadimos ciencia  (conocimiento). A la ciencia, le añadimos templanza. A la templanza, añadimos paciencia. A la paciencia, temor de Dios. Al temor de Dios, añadimos amor fraternal, y  al amor fraternal caridad. Estos son las bases de la vida cristiana.

 

Y se nos da la promesa de que, si estas cosas abundan en nosotros, no estaremos de ociosos ni sin fruto en el conocimiento del Señor. Pero, si estas cosas están ausentes en nuestra vida,  si no hemos decidido voluntariamente ser sus discípulos; se nos dice que incluso podríamos olvidarnos de que fuimos purificados de nuestros antiguos pecados. (II Pedro 1:9). Es por eso que la única manera de disfrutar la vida cristiana es seguir a Dios con todo el corazón. Un esfuerzo titubeante no será suficiente.

 

Al continuar en la jornada del discipulado, aprendemos lo que significa el ser fiel y obediente a Cristo (Lucas 12:46) y prendemos el principio de la sujeción (Cosa que no está en nuestra naturaleza).

 

 

La vida de un verdadero discípulo es la que produce fruto. Si, como un ganador de almas, usted quiere fruto que permanezca, entonces, viva su vida siguiendo a Cristo (Juan 15:8; 15-16).

 

Los discípulos no nacen, se hacen. Hay muchos cristianos, pero son pocos los verdaderos discípulos. ¿Estamos muy ocupados para hacer la obra más importante del mundo? ¿Tememos al precio que se tiene que pagar? No hay excusa, Dios nos ha mandado ir al mundo y hacer discípulos (Mateo 28:18-20). El llamado es claro; la decisión es suya. ¿Será usted su discípulo?

 

Puede que se pregunte, “¿Cómo puedo llegar a ser un entregado discípulo de Cristo?” no hay una fórmula secreta, pero sí hay algunas cosas básicas que debemos hacer. La primera involucra la salvación. Si usted está inseguro de su destino eterno, debe arreglar ese asunto. Al saber que Cristo le ama y que él murió por usted, y que lo ha aceptado como su Salvador por fe, entonces puede dar el siguiente paso. El segundo paso viene después de la salvación. Es causado por el deseo en su corazón de vivir por Cristo, de hacer una diferencia para la eternidad. Este paso es una decisión voluntaria que usted hace (Lucas 9:23). El tercer paso es reconocer diariamente que ¡Usted está muerto! Ha muerto a la vieja manera de vivir (Romanos 6:11) No solamente muerto al pecado y a la crítica, sino también a la vanagloria. No puede ser ofendido, porque ¡Está muerto! ¿Cómo se logra esto? I Cor. 15:31 nos dice que esto es una decisión diaria. Se nos llama a ser un sacrificio vivo (Romanos 12:1,2).

 

Aunque no hay ningún programa que produzca discípulos instantáneamente, usted debe recordar una cosa: viva su vida un día a la vez, y ¡Viva cada día para el Señor!

 

Nuestra petición al Señor es que esto comience algo en su corazón de lo cual no podrá alejarse. La promesa que él nos da es que lo que El comenzó,  Él lo terminará (Filipenses 1:6).

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