LECCIONES DE DISCIPULADO
Lección de Estudio 1:
La Palabra de Dios, la Biblia.
Muchos están de acuerdo en que el conocimiento del hombre proviene de dos fuentes: razonamiento y experiencia. Necesitamos de ambos para poder entender este mundo en que vivimos. A pesar de que todos los hombres poseemos ambas fuentes de conocimiento, ambas también quedan cortas en darnos una respuesta a las siguientes preguntas. ¿De dónde vengo? Y ¿A dónde voy?
Hay también otra fuente de conocimiento a la que podemos acudir para obtener las respuestas – se llama, revelación. Encontramos tal revelación, o verdad revelada, en la Biblia.
Es en las páginas de este libro inspirado por Dios, que encontraremos la respuesta a todos los problemas de la vida. Es en las páginas de este bendito libro que encontramos las fuerzas, y motivación para seguir nuestra jornada al conocimiento de Dios.
Hay dos tipos de revelación: La general, y la especial. La revelación General es la que se ha dado a todos los hombres, sin importar cuales sean sus creencias. Esta revelación se nos ha dado en forma de la Creación. Esta, por sí sola, es suficiente evidencia de la existencia de Dios y de que somos inexcusables delante de Dios (Romanos 1:18-20). Nadie podrá enfrentar a Dios y reclamarle que nunca se manifestó a los hombres. Eso es la revelación General.
Hay aun otro tipo de revelación, a la que conocemos como la revelación especial. Esta se basa en una comunicación más directa, o una manifestación de la verdad al hombre. En el pasado, esta revelación fue dada por medio de sueños, Ángeles, visiones y Cristo mismo, cuando estaba aquí en la tierra. Ahora, tenemos la completa revelación y terminada en una forma escrita. ¡Le llamamos la Biblia!
La Palabra de Dios revela cada pecado del hombre y su necesidad de un Salvador, -el Hijo de Dios- y su sacrificio en la cruz del Calvario. La palabra de Dios es nuestro manual para la vida, y el mapa que nos dirige para triunfar en los problemas de la vida, que nos aleja del pecado y nos apunta al Salvador.
Sin la Biblia, no sabríamos de Cristo ni de su voluntad para nuestras vidas. Por lo tanto, ¡Abra la palabra de Dios, grábela en su corazón, y no viva un solo día sin ella! ¡Léala!
¡Grábesela! ¡Viva necesitado de ella!
Al avanzar en esta lección, recuerde lo siguiente: “La palabra de Dios es el cimiento donde descansa todo lo que creemos, y si el fundamento es estable, el resto será seguro” Todo lo que usted cree acerca de la Salvación, Cristo, el cielo, y el infierno, dependerá totalmente de lo que usted cree a cerca de la Biblia. Con eso en mente, emprendamos un viaje a través de las páginas del libro que nos relata todo lo que Dios quiso manifestar al hombre.
La Biblia – un libro Único
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La Biblia es única en su desarrollo. La Biblia que poseemos en nuestras manos, es el trabajo de por lo menos cuarenta escritores diferentes. La Biblia fue escrita en un periodo de 1,600 años con exacta armonía en sus páginas. (II Pedro 1:19-21)
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La Biblia es única por cuanto ha sido duradera. Nuestra Biblia, no solo ha sido inspirada por Dios, sino también ha sido preservada para nosotros. Dios nos ha dado una promesa, que él preservaría su palabra para nosotros, como lo dice en el Salmo 12:6-7. La Biblia claramente dice: “Mas la palabra del Señor permanece perpetuamente...” (I Pedro 1:24-25).
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La Biblia es única por sus declaraciones. Si separásemos la Biblia en secciones, más de un cuarto de ella seria de naturaleza profética. Abarca temas como el cielo y el infierno, la salvación y la condenación, y, aun así, cubre la mayoría de los problemas de la vida, al igual que la solución a tales problemas. (II Timoteo 3:16-17)
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La Biblia es única por cuanto da libertad. No hay nada en el mundo que pueda darnos libertad de las cadenas del pecado y de la tentación. Juan 8:32 nos dice que al conocer la verdad nos permite obtener libertad. Pilato preguntó “¿Qué cosa es verdad?” (Juan 18:38).
El Señor contesta esa pregunta en Juan 17:17 “Santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad.” La cual es la palabra de Dios, que es capaz de dar libertad a los hombres. Ningún otro libro ha influenciado tanta gente como la Biblia. Es eficaz y poderosa, conforme a lo que dice en Hebreos 4:12. Nunca se olvide del poder que existe en la palabra de Dios. David la guardaba en su corazón. ¿Por qué? Porque se dio cuenta de que le ayudaría a no pecar. Después que David pecó, se refugió en la palabra de Dios. ¿Por qué? Porque se dio cuenta que era capaz de limpiarlo. (Salmos 119:9-11).
La Biblia es más que una recopilación de 66 libros. Es una unidad integral. Desde el principio hasta el fin, Dios nos revela la historia de amor más maravillosa, una historia de Redención, una que no se puede encontrar en ningún lugar. Es claramente acertada en cada asunto que enseña. Lo que dice acerca de historia, siempre es respaldado con encuentros arqueológicos; lo que dice acerca de la profecía, estamos viendo que se llevan a cabo. ¡No hay otro libro como la Biblia! ¡Léala! ¡Estúdiela! ¡Memorícela! ¡Úsela! ¡Viva por sus preceptos! Consideremos las palabras de un predicador que dijo: “Este libro [la Biblia] te apartará del pecado, o el pecado te apartará del libro.” La Biblia nunca le apartará de Dios; es un ancla donde puede depositar su confianza. No es el trabajo ni la opinión de hombres, es el trabajo y palabra de Dios.
Entendamos lo que la Biblia dice de sí misma.
Este libro que ha sido guardado para nosotros es un libro interesante. Probablemente, el capítulo más maravilloso en la Palabra de Dios es el Salmo 119.
Aunque este es el capítulo más largo de la Biblia, encontramos varios sinónimos para la palabra de Dios. Se le llama también: La Ley, testimonios, caminos, preceptos, estatutos, mandamientos, juicios y la palabra.
Sabemos que la Biblia dice más cosas en referencia a sí misma. Nos dice que es capaz de limpiar nuestros caminos (Vr. 9). Nos dice que sus páginas están llenas de riquezas (Vrs. 14, 72, 127). Nos dice que es nuestra delicia y consejera (Vr. 24). Se le llama también lámpara y lumbrera (Vrs. 105, 130).
En las páginas de este libro encontramos consuelo en la aflicción (Vrs. 76, 92). En él podemos tomar fuerzas (Vr. 28). Este libro es el que puede darnos dirección para la vida y para la eternidad (Vr. 133).
El Señor creía firmemente en las enseñanzas del Antiguo Testamento como la Palabra de Dios. El no creía que solo fueran escritos de Moisés, o solo palabras de un profeta. El sabía que eran las palabras de su Padre. Miremos lo que él enseñó del Antiguo Testamento mientras estaba en su ministerio terrenal.
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Autoridad
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Confianza
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Autoridad Final
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Suficiencia
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Indestructible
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Unidad
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Precisión Histórica
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Hechos Científicos
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Sin error
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Infalibilidad
Lucas 10:26-28
Mateo 7:24-25
Mateo 4:4, 7,10
Lucas 16:31
Mateo 5:17-18
Lucas 24: 27,44
Mateo 12:40
Mateo 19:2-5
Mateo 5:18; Juan 3:12; 17:17
Juan 10:35
Nuestra Biblia fue inspirada (II Timoteo 3:16; I Pedro 1:21) y preservada por Dios. El nos prometió que su palabra estaría con nosotros para siempre, tal y como él lo planeó. Como cristianos, podemos tomar nuestra Biblia y estar seguros de que tenemos la completa palabra de Dios, preservada para nosotros. ¿Por qué fue importante para Dios, no solo el inspirar, sino también preservar su Palabra?
En primer lugar, veamos la importancia de la inspiración. La palabra inspiración literalmente significa Aliento de Dios. Si nuestra Biblia hubiese venido de otra fuente que no sea Dios, solo tendríamos opiniones del hombre. Dios nos ha dado la Biblia para que tengamos un libro que sirva como una guía, la cual no contiene errores ni tampoco opiniones. Todo lo que Dios dice es verdad. Por lo tanto, ¡Lo que la Biblia enseña es verdad, sin importar si la creen o no!
En segundo lugar, vemos la importancia de la preservación. Este concepto nos ayuda a entender una porción pequeña del poder de Dios. Creemos que nuestro Dios – el que creó el mundo, quien hizo el hombre a su imagen y semejanza, quien proveyó al hombre de redención, quien también, viene pronto en las nubes a recoger a sus santos en el rapto de la Iglesia – Es también es capaz de mantener una sencilla promesa de preservar su Palabra y mantenerla libre de la contaminación del pecado y el error. Si no confiáramos en su Palabra, no podríamos discernir su voluntad para nuestras vidas. Nunca podríamos entender los asuntos de la salvación, o del crecimiento que viene como producto de la santificación.
Si no logramos entender la importancia de que Dios preservara su palabra, no miraríamos la necesidad de preocuparnos por no usar otras Biblias que están usando los cultos o los seudo-cristianos. Es muy importante que entendamos que Dios preservó su palabra. Por lo tanto, no use otras Biblias que no son fieles traducciones de los manuscritos originales. No se preocupe si otras traducciones dicen cosas diferentes, confíe que la Biblia que tenemos es confiable, ya que Dios, a través de su poder la ha preservado. ¡Dios no retarda su promesa!
Cuando la autoridad de la Palabra de Dios es finalmente aceptada en nuestros corazones, podemos fácilmente ver cómo las enseñanzas de las Escrituras llenan cuatro categorías esenciales de la vida, que se nos describen en II Timoteo 3:16-17:
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Enseñar. Lo que es correcto
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Redargüir. Lo que no es correcto
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Corregir. Como hacerlo correcto
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Instruir Como mantenerlo correcto
“Para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda buena obra.”
Lea la siguiente frase acerca de la Biblia:
“La Biblia contiene la mente de Dios, el estado del hombre, el camino de la salvación, la condenación de los pecadores y la felicidad de los creyentes. Sus doctrinas son santas, sus preceptos son vinculantes, sus historias son verdaderas y sus decisiones son inalterables.
Léala para ser sabio, créala para ser salvo y practíquela para ser santo. Contiene luz para darle dirección. Es el mapa del viajero, el equipaje del peregrino, la brújula del piloto, la espada del soldado y el transporte del cristiano.
Aquí, el paraíso es restaurado, el Cielo se abre y las puertas del infierno se cierran, Cristo es el tema importante, nuestras buenas obras son diseñadas y la Gloria de Dios es alcanzada. Debe de llenar la memoria, regularizar el corazón y guiar los pasos.
Léala despacio, frecuentemente y siempre bajo oración. Es una mente de riqueza, un paraíso de gloria y un río de placer. Ha sido dada al hombre en vida, se abrirá en el día del juicio, y será recordada para siempre. Involucra la más alta responsabilidad, recompensa el más arduo trabajo, y condena a todos los que jueguen con su contenido”
Autor Desconocido.
Debería ser nuestro deseo aprender este libro, vivir este libro, y mostrar a otros su importancia. Se nos manda el estudiarlo antes que otros libros. (II Timoteo 2:15). Lo hacemos para mostrar que estamos aprobados ante Dios, y no por ninguna otra razón. Tome la Palabra y hágala parte de su vida diaria. Deje que Dios le dé un deseo insaciable, y una intensa hambre por su Palabra. “Lo que usted haga con la Biblia determinará lo que Dios hará con usted.”